EL PODER DE CDEI (COLABORACIÓN, DIVERSIDAD, ESPECIALIZACIÓN E INNOVACIÓN)
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Ximena Cárdenas |
Uno de mis sitios favoritos de
Internet es www.ted.com. Allí encontré un día una charla con un título
muy inusual y un punto de vista inspirador sobre nuestra realidad. En este
TEDTalk del 2010, "When Ideas Have Sex. (Cuando las ideas tienen sexo)"1,
Matt Ridley construye un interesante y divertido caso en favor de la
colaboración y la especialización.
“Hoy, todos trabajamos para
todos”, dice Ridley. Hoy nadie sabe cómo construir alguno de los miles de
productos que consumimos, ni siquiera aquellos individuos en las empresas que
los producen. Palabra clave allí: Individuos. Se requiere una comunidad (“Takes
a village”) para lograr casi cualquier cosa hoy, de manera que cada producto o
servicio que hoy está en el mercado es el resultado de la colaboración y
creatividad de cientos o hasta miles de individuos, con
diferentes talentos o especializaciones.
Luego de eso, no hace falta mucho
para preguntarse ¿en qué consiste “la magia” que parece tener algunos de estos
grupos o comunidades para ser más creativos, más innovadores o simplemente ser
constantes en el éxito de los productos o servicios que regularmente sacan al
mercado?
Entre las muchas variables que
aportan a esa respuesta hay una que últimamente resuena particularmente.
Diversidad. Más de la mitad de mi
carrera profesional ha sido desarrollada en compañías multinacionales de origen
estadounidense en donde la diversidad es una directriz. Sin embargo, creo que
hoy vemos como en nuestras compañías la diversidad también es un concepto en
evolución, en donde no solo se trata de inclusión de minorías, o de
oportunidades para grupos vulnerables de la sociedad como parte de los valores
corporativos y estrategias de responsabilidad social corporativa.
Un estudio publicado por The
Economist en 2014 titulado “Diversidad Basada en Valores – Los desafíos y
fortalezas de Muchos”2, presenta una conclusión ciertamente no nueva
pero interesante en este contexto. El estudio concluye que el enfoque en
diversidad se debe entre otros factores al incremento de valor del talento
humano, lo que nos define como una economía post-capitalista, en la cual el
conocimiento es determinado como el principal
valor de mercado.
Es así como –desde mi
perspectiva– la diversidad hoy busca enriquecer la visión de un grupo sobre su
contexto para mejorar su capacidad de interactuar con él. Enriquecer esa
visión, desafiar a la comunidad a usar diferentes lentes para arriesgarse a
generar nuevo conocimiento o aplicar lo ya conocido en escenarios diferentes y
explorar nuevas alternativas.
De manera que cuando nos ponemos
un objetivo de diversidad en nuestras comunidades tal vez debamos repensar el
por qué y modificar el cómo. Debemos ir más allá y pensar en cuáles formas de
talento son más susceptibles de ser exitosas en un ambiente particular y al hacerlo no pensar en filtros –de género,
de edad, de formación, de condición física, de condición socio-cultural,
ninguno; y pensar en qué podría aportar cada una de esas formas a nuestra
visión comunitaria de nosotros mismos, de nuestros productos o servicios y
contexto.
El cómo es más fácil. Estaríamos
más motivados si una forma particular de talento nos aportará valor, ¿habrá
obstáculo físico, político o social que nos impida integrarla? Pero aun con
límites, es importante ver los múltiples canales a través de los cuales estas
diversas formas de talento pueden aportar, ahí también hay espacio para
innovar.
Los escenarios de colaboración
hoy son mucho más versátiles, son locales o globales, son permanentes o
temporales, son personales o profesionales. Son más casuales también. Nuestras
comunidades colaboran todo el tiempo, en maneras que cubren un amplio rango de
formalidad y estructura.
Suena un poco utópico, ¿verdad?
Es un concepto en evolución como dije, no es que su definición no sea clara, es
que aun necesitamos interiorizarla y hacerla parte de nuestro día a día. Y ese
no es el único desafío.
En la misma medida en que la
integración de la diversidad en estas comunidades se vaya convirtiendo en
norma, la especialización será más y más clara. ¡Y no es que hoy no lo sea!
Desde las primeras “líneas de producción”, ¡hace 120,000 años en África!
Volviendo a la charla sobre el
sexo entre ideas… La base de esta
capacidad de intercambio es la especialización. Altos niveles de experticia en
una tarea hacen que yo me dedique a lo mío y usted a lo suyo de forma más
eficiente.
Cuando no hay especialización, y
no hay un obvio resultado del intercambio, el progreso tecnológico se
desacelera.
Se podría argumentar en este
punto que un resultado inevitable de nuestros altos niveles de especialización son
los Servicios de Soporte a TI. Pero yo
argumentaré que ese es un concepto milenario que tiene probada su efectividad y
simplicidad más allá de toda duda. No es que sea simple tener un negocio
dedicado al Soporte de TI prestar un servicio de este tipo hoy día. Pero es definitivamente más simple para quién
lo consume.
Especialización.
En la era de la interconexión, el
intercambio, la nube y del “Crowdsourcing”, el progreso tecnológico y la
innovación se están acelerando. La tecnología nos permite hacer cosas que van
más allá de nuestras capacidades. Sinergia. El trabajar juntos nos hace más.
Esos límites que alguna vez
creíamos que hacían a algunos diferentes se desdibujan hoy. Lo que define sus
capacidades no es cuestión de quién es usted. Es un tema de oportunidades, de
acceso. Al abrir las puertas a nuevas formas de talento e integrarlas a
nuestras comunidades de talento, permitiéndoles descubrir su especialización,
permitiéndoles traer un valor nuevo a la mezcla, creamos espacios de
innovación.
Después solo resta esperar a que
florezcan las ideas.
*Por
Ximena Cárdenas, Gerente de Adquisición de Talentos de Unisys para América
Latina Central, Sur y Andina
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